Sobre la Eutanasia

Palabra de origen griego, que significa literalmente "la buena muerte", ha sido un tema de debate y de discusión en torno a los proyectos de ley que se han estudiado y analizado en el último tiempo en el poder legislativo de Chile. Ha sido una discusión que incluso ha llegado a las horas de almuerzos con amigos y conocidos, y que me ha impresionado con frases tales como "la Iglesia no sabe del sufrimiento de las personas" o "No dejan al mundo en paz".


Pues bien, en vista a esos comentarios, quiero iniciar mi reflexión.


La Iglesia, de lo que es experta, es en humanidad, ya lo decía Pablo VI en su discurso de clausura del Concilio Vaticano II. Y lo mejor que conoce es el sufrimiento del hombre, ya que su fundador, Jesús el Cristo, experimientó todo lo que nosotros vivimos, menos el pecado. Y con su sufrimiento justificó a muchos otros que, como él viven la injusticia y la soledad. Y mientras los que somos seguidores de Cristo en esta tierra estemos presentes, tenemos que dar razón de nuestra esperanza, Jesús es hombre que hace presente a Dios en la historia de la humanidad, el escándalo más grande es ver a un Dios tan humano, y a un hombre tan divino.


Sobre el tema de la eutanasia, la Iglesia es bien categórica, y todo el magisterio lo hace manifiesto: La defensa de la vida, desde su gestación hasta el término de la misma. ¿Pero por qué tanta lucha contra la eutanasia, si incluso es "humanitaria" ante el dolor humano? Por los siguientes motivos:


a)    La vida, y toda vida es un don de Dios, desde un punto de vista creyente, ninguno de nosotros ha elegido vivir, ni ha comprado su vida, ha sido un acto de la gracia de tener algo que no nos es en propiedad. Desde la fe, las personas vamos administrando este don tan preciado como lo es la vida, reiterando que no somos dueños para quitarla a otros, y mucho menos a nosotros mismos.


b)      Sobre este mismo punto la Iglesia defiende la vida en todos sus ámbitos, y por ello es la lucha incesante por los valores y la dignidad de la persona humana. De ahí el rechazo a los temas referentes a la clonación de células madres y a los experimentos en seres humanos, y como consecuencia de ello la lucha contra la eutanasia, visto desde la fe, ningún ser humano es dueño de su vida, y por tanto de terminar con ella. Viendo a este procedimiento como un acto que va contra la dignidad de la persona.


¿Qué ocurre con las personas que están conectadas a respiradores mecánicos, y gracias a esos medios pueden sobrevivir? Es la pregunta que me han hecho mis alumnos, colegas y amigos, y espero no alejarme de las reflexiones que se han hecho en torno al tema.


Los que hemos tenidos familiares con enfermedades que postran en cama a los pacientes, sabemos lo cansador que es tanto física como psicolóligicamente mantener a enfermo como a la familia. Hay un gasto emocional enorme, aún habiendo mucho amor por todas las partes. En el caso de las personas conectadas a respirador artificial, con medios que sustenten la vida por medios mecánicos, se produce una serie de elementos que hay que tomar en consideración. Por una parte, si la familia tiene los medios como para mantener con vida a ese ser querido que está en coma o esperando una recuperación de sus habilidades; por otro lado, se tiene que ver la viabilidad de una auto-valencia en el caso de desconexión de los equipos de soporte vital. Aquí solamente se da la posibilidad, debido al gran coste emocional, como económico que la mayoría de las familias no puede sustentar, de entregar la vida de la persona en cuestión.


Pero en el caso de que una persona conciente de sus actos pida, por motivos personales, la aplicación de la eutanasia, se rechaza profunda y tajantemente. Ya que la persona no valora su propia vida, y no valora el dolor que causa a los demás. Recordemos aquí que la muerte de una persona es también solidaria, nos recuerda que nosotros también vamos, algún día, a dejar este mundo para encontrarnos en la casa del Padre.


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