Re valorar el concepto de Mesías (Un Comentario a partir de la Cristología de Jon Sobrino)
Ya bastante tiempo que he querido publicar un artículo relacionado con la visión que tenemos de Mesías, a partir del Teólogo Jon Sobrino.
Sobrino parte haciendo un diagnóstico de la situación a la que se ha llegado a tener como horizonte la no-utopía mesiánica, ello dado por diversas causales, entre ellas la pos-modernidad, que ve a la utopía como algo que viene de las masas populares y que va en contra de la estabilidad, debido al temor de las dictaduras o movimientos populistas, fanáticos o paternalistas. Se ha ido ocultando el concepto de Mesías en nuestra cultura, por ello dice el teólogo vasco, citando a A. Salas: “El mesianismo siempre ha sido y será el mejor revulsivo para afrontar los problemas del presente, abriéndose a un futuro cuajado de esperanza”.
Este teólogo quiere salvar los dos conceptos que están de por medio en le pensamiento cristiano: la mediación (reino) y al mediador (Jesús), articulando su propuesta en la inclusión del mediador en la mediación y su real compromiso con los pobres. Y que también ahora el tercer Mundo sigue clamando por un la mediación. De ahí que acuñe el término re-mesianizar a Cristo, un mesías con un reino para los pobres.
Se comprende a Jesús como liberador y libre de toda connotación política y social como lo han presentado los sinópticos y que en América Latina, Puebla lo ha querido manifestar de igual forma como el encuentro con el Misterio de Jesús. Siguiendo, por tanto la experiencia del discipulado, descubriendo a Jesús como el cumplimiento de las expectativas del Antiguo Testamento, de la cercanía de Dios con los pobres y del Dios de las promesas. Además, una de las intuiciones que tiene Sobrino es que el término de Mesías debe tener sentido para los pobres ¿cómo el pobre puede centrar sus esperanzas en alguien a quien no conoce? De ahí la importancia de ver al Mesías como Liberador[1], pero comprendida desde un ámbito integral, de forma plena, en un constante proceso de liberación, omitiendo aquí todo lo que tenga relación con soluciones casi mágicas de los problemas. Por ello Sobrino centra su mirada en la comprensión de Jesús desde su misterio mesiánico y su concentración en la cruz. Esta imagen escandalosa ante el mundo “destroza la visión mágica del mesianismo”[2], que destruye toda construcción egoísta, avasalladora y mecánica, yendo al reverso de la misma historia, y el mismo mundo, creación de Dios, ve al mesías desde la óptica de la donación y entrega, de la denuncia y del acompañar a los marginados. El verdadero Mesías acaba en la cruz. No se parte del poder, sino desde los perdedores.
Dentro de la postura de Sobrino, hay que destacar algo que ha venido haciendo en este último tiempo, el volver a la reflexión del anuncio de Jesús a partir del Evangelio. ¿Es Jesús una buena noticia?[3], si seguimos su planteamiento hay una ortodoxia (lo que se predica y reflexiona acerca de Jesús) y una ortopraxis (lo que hacemos y seguimos), se agrega un tercer paso, que es el del ortopathos, que se basa en la pregunta necesaria para todo creyente ¿cómo afecta en mi vida la realidad de Cristo?, y ¿si fuera otra persona que no fuera Jesús de Nazaret? El problema central aquí es i la persona del mismo Jesús se muestra como buena noticia. Nuevamente nos vemos enfrentados a la significación que tiene para cada uno de nosotros el título de Mesías. La novedad cristiana de Jesús como Mesías la encontramos a partir de nuestra propia experiencia del encuentro, como peregrinos reconocemos a una persona que con sus obras y palabras va mostrando la bondad de Dios, también para descubrirlo como un hombre que es libre y que libera, y que por encima de todas las cosas busca para los hombres la conquista de su libertad. Jesús, buscando cumplir la voluntad del Padre también busca el gozo y la esperanza de los marginados, por ello cada encuentro con Jesús es un encuentro de gozo y liberación, sus bienaventuranzas van dirigidas hacia los que están al margen de la historia de poder y prestigio. Celebrando la vida con los que lo buscan, celebran la misma bondad de Dios Padre. La cercanía de Dios es lo que hace que la buena noticia impacte a los pobres y los que son despreciados.
De ahí que para los pobres la esperanza del Mesías está centrada en ese descubrimiento del reino cercano que es anunciado por Jesús, ya que la misma experiencia de Dios, ellos la viven en cercanía y compañía, y es en el testimonio de la misma Iglesia en que se juega la comprensión de ver a Jesús como Mesías del anuncio del Padre, lo que lleva a decir con un corazón abierto y sincero: Mesías, ¡ése es Jesús!
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Muy interesante, gracias!
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