La Cuaresma del Teólogo
Un día de estos mientras caminaba para llegar a mi casa, me vino una chispa de inspiración, y todo porque en la Cuaresma, tiempo que estamos viviendo hoy los católicos, se nos invita a la Reconciliación y a la Penitencia. Lo llamativo de esto fue este momento de inspiración que me llevó a redactar este artículo: ¿Qué cuaresma estamos viviendo los teólogos hoy en día? Sé que varios de mis hermanos dirán que es la que viven todos los cristianos, pero esto tiene más que ver con la propia experiencia de fe, un caminar junto al pueblo de Dios, en el desierto. Y de ahí lo que quiero contar.
Un teólogo por más que escriba, y haga referencias a muchos pensadores y/o situaciones actuales tiene que volver siempre al marco de referencia único e indescriptible de la fe: El encuentro con Jesucristo; para varios esta simple aseveración la considerarán como es: simple, mas es en esta simpleza donde no hemos depositado nuestra experiencia básica. Siempre el teólogo tiene que ser la "punta de lanza" con respecto al diálogo entre Dios y los hombres en situaciones que se van suscitando día a día, pero es bueno que como hombres de diálogo entremos en el más profundo de todos: el desierto.
La experiencia que vive el pueblo de Israel, y la experiencia que vive Jesús debería ser, a mi juicio, también la experiencia del teólogo. Si mal no me equivoco la palabra desierto en hebreo es "midbara" que viene de la raíz "dabar", por tanto es el lugar lleno de palabras, porque se entra en diálogo con nosotros mismos, con Dios y con las tentaciones. Mucho tiempo los teólogos dialogamos con el mundo, pero muy poco tiempo le dedicamos a dialogar con nosotros mismos y con la fuente de quien manan todas la gracias. Hoy la cuaresma del teólogo también es el pasar por este silencio, el cual es el único que posibilita preparar el corazón y ponerse de rodillas ante quien nos da la palabra para poder subsistir, movernos y existir.
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