Peregrinar para curar

Fiesta de la Virgen de Lourdes de Viña del Mar
¿Qué fue lo que hizo tan creíble el mensaje cristiano para que entrara en una gran diversidad de culturas? El mensaje cristiano, en su época era un mensaje ateo (iba en contra de todo tipo de creencias de la época). Recordar la carta de Plinio el joven dejan en claro que ser cristiano era sinónimo de ser alguien contra lo establecido (hay una traducción al español que pueden ver en este blog para estudio y análisis). Hay otros casos anuncio del mensaje cristiano que llegan a calar hondamente en el imaginario actual, cómo no nombrar aquí el ejemplo de los Jesuítas con las famosas Reducciones del Paraguay que fueron llevadas al cine con la Película "The Mission". La mayoría de las veces se nos olvida que muchos de los procesos de evangelización no fueron violentos ni violentados por parte de los misioneros hacia los misionados, sino que, en caso contrario, fue el proceso inverso: muchos misioneros fueron ajusticiados por sus destinatarios; o, en otros casos estuvo involucrado el poder económico, social y cultural que llevó a deformar el proceso de evangelización. Y el día de hoy no es caso contrario, muchos cristianos salen de sus lugares en busca del encuentro con el mensaje del Evangelio y, en su caminar entregan su propia vida por seguir a Jesús y otros hacen abuso de su "posición o estatus" religioso, como si el ser cristiano les hiciera ser superiores a otros.

Vuelvo a la pregunta, pero desde otro tiempo de conjugación ¿qué hace hoy que el mensaje cristiano sea veraz? Al día actual la credibilidad va de la mano con el martirio, en lugares en que los cristianos no están en zonas de confort, que ven confrontadas sus creencias con las de las mayorías contrarias al mensaje de Jesús y de su propia persona, no en un sentido de pasar a llevar al resto, sino que en el sentido profundo de la experiencia propia del cristiano: la vivencia cotidiana de la Bienaventuranzas, siguiendo los criterios de Jesucristo y aferrándose a la celebración de una comunidad que quiere encontrarse con su Señor. No son elementos que sean complicados de encontrar en zonas en que el cristianismo es mayoría o es respetada, mas estando allí al alcance de todos no es vivida ni celebrada, salvo en caso de necesidad; como si fuera a sacarlo de un estante (rompa el vidrio -de la comodidad- en caso de emergencia; o simplemente es ser un turista de la fe, algo anecdótico, y no un peregrino que no sabe qué le depara el camino que debe recorrer.

El cristianismo antiguo se definía como los que estaban en "el Camino" (Hechos 9, 2), el verdadero cristiano al día de hoy sigue siendo un homo viator, un peregrino. Tomo aquí un fragmento que puede iluminar más el concepto que lleva a entender la simplicidad del mensaje cristiano:

“La peregrinación, por ejemplo, no es un espacio intermedio vacío que habría que recorrer lo más rápido posible. Es, más bien, constitutiva de la meta a la que se llega. Estar en camino adquiere aquí una gran importancia. El caminar apunta a la penitencia, la sanación o el agradecimiento. Es una plegaria. El peregrinaje no es un mero andar, sino una transición hacia un lugar. El peregrino se dirige, temporalmente, al futuro, en el que espera la curación. En este sentido, no es un turista. Este no conoce ninguna transición. En todos los sitios se trata del aquí y el ahora. El turista no está en camino en sentido estricto. Los caminos son reducidos a trayectos vacíos que no merecen visita alguna.”

Fragmento de: Byung-Chul Han. “El aroma del tiempo”. iBooks.

Hoy que se critica tanto la veracidad de quienes somos cristianos, deberíamos considerar que todo acto nuestro es provisorio y provisional. No el algo acabado, pero sí tendría que ser constante, perseverante y no una mera actitud de turista, en que el camino no tiene contenido, sino que es un mero espacio sin sentido; en el la veracidad del cristiano el camino es tan importante como el destino de nuestro peregrinaje.

Deberíamos centrar nuestra mirada en el testimonio silencioso, sencillo, pero a la vez poderoso de la experiencia del Reino de Dios que nos da Jesús en sus parábolas, volver a saborearlas, barruntarlas para darnos cuenta que no son los grandes gestos los que conmueven, sino los actos sencillos, cotidianos los que van quedando.

El camino es tan importante como el destino al que estamos llamados, la pregunta que queda en pie es ¿Qué hará que nuestro testimonio cristiano sea veraz para los que vienen? No me queda más que pensar en la frase de Karl Rahner “en el siglo XXI los cristianos serán místicos o no serán”. Ya estamos en el siglo XXI, falta preguntarse si hoy vemos la experiencia del místico, que también es peregrino del tiempo y del mundo.

Ser peregrino, un homo viator, es ser un viajero dentro de la mundanidad que tiene mucho de Dios, y que pocos se dan cuenta del sentido y del valor que posee hasta que no vive ese encuentro futuro y que ya está presente, que lo transforma todo en uno y en todos (es la tensión del "ya cumplido, pero todavía inacabado" de Oscar Cullmann). Esa experiencia que vivieron muchos místicos anteriormente y que estamos llamados todos a vivir en la sencillez profunda de lo cotidiano.

Pongámonos de pie y demos un sentido de esperanza a este mundo que vive sólo del presente.

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María Dolores Prieto Santana La mística en el siglo XXI impulsará la solidaridad, un completo artículo sobre qué se entiende por mística al día de hoy.

Comentarios

  1. Súper bueno y claro, lástima que el artículo ya no está disponible o se ha adjuntado mal

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