Frente al exito, sería bueno volver a leer a Marcos

Siempre en el trabajo de las lecturas de los Evangelios Sinópticos, ha sido uno de los elementos que más me apasiona, pero de una forma especial el Evangelio de Marcos, que a pesar de ser el más breve, encierra muchos de los elementos que los cristianos deberíamos considerar con más detenimiento. Hoy, en clases con alumnos de primeros medios, hice un golpe de timón para poder explicar, desde la visión de un teólogo al primer teólogo que hace de su reflexión un relato vivencial, que nos llama a tener atención frente al éxito.

Marcos como teólogo, para muchos, es considerado como algo infantil y sencillo, pero con una lectura detenida nos damos cuenta que va más allá de un Jesús que siempre está actuando, las pocas palabras que nos entrega el Señor en sus discursos, son bien decidoras; siempre va a quedar la pregunta para Marcos ¿Quién es Jesús? y ¿Qué tipo de Mesías es Jesús?

Marcos tiene conciencia que el texto que está escribiendo es una preparación para aquellos que se están acercando al anuncio de Jesús; sus primeras palabras están dirigidas directamente para el lector y/o auditor "Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios". Con estas sencillas palabras prepara la obertura de una sinfonía que pareciera fuera perfecta, pero que, en su desarrollo decanta en un abrupto final.

Si se pudiese armar un esquema sencillo nos encontraríamos con lo siguiente:



Esquema tomado de Jacques Delorme "El Evangelio Según San Marcos"

Si bien es cierto este esquema tripartito quiere mostrar que los momentos de desarrollo del evangelio que ha creado tiene una constante: Jesús no busca el éxito, sino que trata que se descubra que el Hijo de Dios se descubre en el fracaso y abandono completo. De hecho, si usted hace una lectura minuciosa del mismo evangelio, el capítulo 14 de Marcos está escrito de una forma sintética, sin ninguna imagen o detalle de los que les gusta escribir a Marcos. El evangelista tiene en mente que el cristiano busque a Cristo más allá de la cruz y del fracaso, para ello es necesario seguir el camino de Jesús en el Calvario, y resucitar con él. Hay que afrontar junto al Mesías el camino de la fe, para confesar como lo dice el soldado romano: "verdaderamente este hombre es el Hijo de Dios"(Mc 13,39)

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