Una fe "razonable" y una razón "confiada" (parte I)

Me ha llamado mucho la atención dentro de algunos foros y blogs de la Internet, que se ha tratado de razonar la fe, o mejor dicho los artículos de fe. Tratando de dar justificaciones, sin ponerse a preguntar cuál es la razón de mi esperanza. En vistas a lo cual he querido escribir algunas líneas sobre lo que ha sido mi visión del asunto.

"Todo el que cree piensa,
pensando cree
y creyendo piensa. "
(Agustín de Hipona)

Esta frase del Santo Africano parece obvia, pero encierra dentro de ella hay un concepto y contenido que es necesario observar detenidamente cada una de estas tres afirmaciones.

Todo el que cree piensa.

No es arbitrario pensar que la fe es algo razonal, la fe puede (y de hecho es entendida así) ser una aceptación, un reconocimiento, pero un reconocimiento que exige una adhesión y un cambio en la vida de las personas. Existen cambios que son afectivos, y que marcan fuertemente la psiquis de cualquier individuo. Pero los cambios que exigen ir más allá son los que, se dan a partir de la razón. Puedo decír: "Dios es Padre", repetirlo mil y una veces, e incluso proclamarlo, aprenderme una serie de citas bíblicas que me dicen que Dios es Padre, pero, ¿qué padre para mí es Dios? La fe ha de ser para las personas, porque en nuestro desarrollo, en la historia de la evolución hemos podido razonar, e ir más allá de nuestras espectativas. La razón es algo que nos ha caracterizado, pero ¿en qué se diferencia de la razón de un animal? En la conciencia. Es una razón consciente, que trata de buscar y dar un sentido a su realidad. Es un yo que busca sentido y que le quiere dar sentido a la existencia. Por eso que el único ser que cree y se convierte (en griego es la metanoia) es el hombre.

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