Teo-discencracia ... y seguimos

En América Latina seguimos entendiendo que la independencia y la búsqueda de originalidad en la reflexión, de cualquier tipo y de cualquier índole, tiene que dejar de lado las bases "colonialistas" (sinónimo de europeas) ¿será tan cierta este argumento?

Por cómo se ha dado esto, y desde la experticia de la reflexión teológica la gran mayoría de los textos y autores contemporáneos han venido desde el Viejo Continente, figuras de la talla de Walter Kasper, Karl Barth, Hans Urs Von Balthazar, y el mismo Karl Rahner, pasando por la figura de dos monumentos de la reflexión teológica actual como lo han sido los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, se podría decir que sí, es cierto sigue habiendo un colonialismo intelectual. Pero la pregunta de fondo, y es a mi parecer la esencia de este artículo, es ¿a qué colonialismo nos estamos refiriendo?
En algunas partes la referencia a colonialismo nos lo explican como la influencia o la dominación de un país por otro más poderoso de una forma violenta, a través de una invasión militar, o sutil, sin que intervenga la fuerza. Esta dominación puede ser política, militar, informativa, cultural, económica o étnica. Ya como había escrito anteriormente hay una imagen de Cristo que apareció en la época del Descubrimiento y Conquista de nuestro continente, que fue plasmada de forma violenta, llegando a los extremos de relacionar al cristianismo con el sufrimiento y el abandono de millones a causa de la fe importada.
No creo que sea suficiente decir que hoy algunos círculos nos hablen todavía de colonialismo intelectual, mas hoy existen modos más sutiles de colonialismos, que se ejercen con violencia sostenida y sistemática, que vienen al interior de nuestros propios círculos, de personas que dicen ser hermanos, correligionarios, camaradas que vienen a hablarnos de lo que se debe o no hacer, como guías y/o pastores de ovejas que vamos pensando desde otra óptica. 

El colonialismo actual no es porque una cultura quiere compartir su visión de mundo y pontificar que es la única forma de ver o de barruntar la fe, si fuera por eso habría que hacer dogma de fe que la única manera de realizar reflexión teológica es por el método aristotélico tomista (adiós a la filosofía moderna y contemporánea). Eso, ya muchos años que se ha ido dejando de lado y se han buscado nuevas formas de acercar a Dios a la reflexión actual y a las ciencias humanas emergentes. El colonialismo actual viene de personas que no entienden que es necesario reflexionar la fe para entrar en diálogo con los demás, se ha llegado a elaborar incluso nuevas apologías, a partir de la descalificación de la persona y no de su pensamiento. 

Sí tengo que recordar un elemento esencia de nuestra naturaleza, es cierto que en nosotros convive la agresividad (que es algo natural, un mecanismo para defendernos, pero es distinto a la agresión, que es la capacidad de herir a otros) y la ternura (que es el mecanismo que tenemos para socializar con los otros de nuestra especie), por eso como especie hemos sobrevivido más que por la capacidad de adaptación, pero cuando la agresividad se transforma en una agresión deliberada y sistemática, que nos lleva a negar la posibilidad de enterarnos y comunicarnos hacia nuevas referencias semánticas y nuevos espacios de relación, estamos negando nuestro capacidad más grandiosa que la humanización.
Se supone que somos Iglesia (Ekklesia), reunión de convocados, no de excluidos por el mero hecho de pensar de otra forma ¿acaso la esencia de Di-s no es el amor, y el amor en sí es comunicación que convoca a la unidad? No veamos en el pensamiento o reflexiones nuevas que aparecen en nuestro continente demonios heréticos, sino que nuevos espacios para seguir reflexionando y que amplían la visión que tenemos de la fe que no es estática, sino que, todo lo contrario, dinámica.

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