Nueva Creación y Creatividad

Fuente: Flickr.com Andreu Gual
Queda ya poco para celebrar una nueva Pascua, y durante este proceso que he vivido han sucedido un montón de cosas, entre ellas las maravillas de los dichos de los niños que siempre sorprenden por la forma de enfrentar las realidades que aparecen, y porque sus preguntas son tan sabias y tan antiguas que en ella reside su novedad. Un niño me dijo esta mañana, al hablar de la Semana Santa ¿Por qué esta semana tiene ocho días y no siete? Algo que puede parecer obvio al contestar que se inicia en domingo y termina en domingo, pero lleva en sí la sabiduría que los Padres Apostólicos tanto de oriente como de occidente vislumbraron y profundizaron tan bellamente durante los primeros años de reflexión teológica de la Iglesia y que están a la base de la experiencia celebrativa de la Iglesia, pero, que con el paso de los siglos, ha quedado relegada a lo que pensamos que es obvio.

Por eso es que quiero compartir esta bella experiencia que me lleva a la reflexión orante y temerosa, pues los acontecimientos pascuales tienen una visión evidente, pero a la vez una profundidad tan maravillosa que simplemente queda contemplarla no escudriñarla ni descuartizarla quitando así toda la gracia que lo hace un misterio.


Para muchos el domingo es el último día de la semana, así aparece en los calendarios occidentales, pero en la experiencia del pueblo de Israel y de Jesús mismo, el domingo es el inicio de la semana, pues todos los días de la semana están en función del Shabat (sábado), pues es el día de descanso, vale decir el domingo, el primer día de la semana, era el sexto día antes del shabat, y así sucesivamente (es como en portugués, en que los días van numerados y sin nombre). Pues bien, cada día en la semana cumple su misión creadora, pues nos recuerda que llegamos al encuentro de Dios, el hombre y la creación entera que se contempla el día de descanso del Señor: el sábado. ¿Pero por qué la resurrección de Cristo cambia el esquema de siete días a un esquema de una semana de ocho?

Volviendo a lo anterior, la última semana de Cristo antes de su Pasión, Muerte y Resurrección, es todo un proceso en que se vuelve a re-crear, o mejor dicho a juntar el Hombre y Dios con los hombres y la creación. Jesús en cada uno de los gestos y palabras que nos narran los cuatro evangelistas está haciendo lo mismo que se narra en el libro de Génesis, pero ahora desde la reconciliación. Jesús celebra la Pascua con sus discípulos un día antes que el resto del pueblo de Israel, pues es él quien asume en viernes (el sexto día) la nueva creación del hombre, por eso nos vamos a encontrar posteriormente con la Carta a los Romanos que nos va a narrar el paralelo entre Adán y Jesús (el nuevo hombre), y cómo es Jesús el primer fruto de la nueva creación. Ese viernes de pasión nos va a mostrar a un Jesús que ha asumido nuestra condición débil y mortal, que queda a merced del sufrimiento, del dolor y del abandono. Justo a la hora en que fallece ese día viernes se estaba dando inicio a las vísperas del sábado (shabat), el día de descanso de Dios y de descanso del hombre, nada se puede decir, sólo queda el silencio de la contemplación, y a los ojos de los seguidores de Jesús, el silencio del fracaso, pues la oración del Maestro no había sido respondida por su Abbá.

Pero la semana no acaba aquí para el cristiano, si bien es cierto la última palabra en este mundo la tiene la muerte, la palabra que viene y que deja en silencio a la muerte no viene de este mundo, sino que de Dios, es la resurrección, Jesús es el iniciador de una nueva creación, de un nuevo primer día de la semana, los cristianos desde el inicio de las primeras comunidades celebramos este primer día de la nueva creación, que ante los ojos de los demás es un día más, pero para nosotros es la puerta que nos abre a los cielos nuevos y a la tierra nueva, a un ámbito creativo y creador, Jesús nos abre las puertas del Cielo para encontrarnos con Dios.

Por eso es que los cristianos vemos en Jesús el anticipo de la resurrección que nosotros vamos a vivir, por eso es que una hermosa comparación hacen de Nuestro Señor con el Almendro, en hebreo almendro se dice shaked, que significa además "vigilante", sus consonantes son las mismas de santo (kodesh), pues el el primer árbol que da flores anunciando la primavera, junto con un agradable aroma que perfuma las noches. Quisiera compartir con ustedes este himno que canta la Iglesia en Pascua.

¿Qué ves en la noche, dinos centinela?

Dios como un almendro con la flor despierta;
Dios que nunca duerme busca quien no duerma,
y entre las diez vírgenes sólo hay cinco en vela.

Gallos vigilantes que la noche alertan.
Quien negó tres veces otras tres confiesa,
y pregona el llanto lo que el miedo niega.

 Muerto le bajaban a la tumba nueva.
Nunca tan adentro tuvo al sol la tierra.
Daba el monte gritos, piedra contra piedra.

 Vi los cielos nuevos y la tierra nueva.
Cristo entre los vivos, y la muerte muerta.
Dios en las criaturas, ¡y eran todas buenas!

Comentarios

  1. Anónimo6:04 p.m.

    Hola hermanos en Cristo!los invito a que visiten mi blog, y que dejen sus comentarios, o que lo recomienden, o simplemente a que pasen a mirar las cosas que voy subiendo, sobre temática religiosa, filosofía, teología, etc, calculo que les va a interesar, y también es otra forma de evangelizar, desde ya, muchas gracias!! que Dios los bendiga y que el Señor sea nuestra Luz en el camino!!
    http://apostol-totustuus.blogspot.com/

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