Historia del Dogma Cristológico: Arrianismo y el Concilio de Éfeso

La fe cristiana de los primeros siglos buscó expresarse en la cultura helenística (inculturarse), que era más atenta a los constitutivos ónticos (esenciales); buscó pensarse para decirse razonablemente. La teología es esa búsqueda de inteligencia de la fe, es el dar razón de la esperanza. Este esfuerzo se realizó en una atmósfera muy pastoral, que incluía una apologética incisiva respecto al mundo pagano y, a la vez, una firme defensa contra la herejía.


La preocupación por la salvación era dominante. Esta búsqueda se dio en una Iglesia en que brillaba el testimonio de los mártires y la consagración ascética de muchos cristianos fervorosos, que, después de la "paz de Constantino" (año 313), derivará en el numeroso monacato.


Dos problemas centraron el debate durante siglos. El problema del Padre, Hijo y Espíritu respecto del Dios uno del monoteísmo del Antiguo Testamento, y el problema de la encarnación del Hijo (ya se sabía quién era Jesús, lo que faltaba por desarrollar era la pregunta ¿qué es Jesús?, vale decir su naturaleza).


CristoLos apologistas, siguiendo al evangelio de Juan, hablaron del Logos. Esta era una palabra de máxima resonancia en el mundo helenístico, que tendía a no dudar que el cosmos tenía un logos, ya desde Heráclito se pensaba que el Logos era como su alma, quien ordenaba y estaba presente en este universo (kosmos). Así el Hijo aparece en estrecha relación con la creación y puede pasar a ser un dios de segunda categoría (un demiurgo que establecía las leyes en este mundo), puesto que lo ordenaba y guiaba, sobre todo que para el helenismo el logos era un principio inmanente (pertenecía en cierta medida) al mundo o un intermediario en la escala descendente.


Así Arrio llega a afirmar que el Logos era creatura, ya que él estaba en esta escala descendente, una especie de semi-dios, de una naturaleza distinta a la de Dios. Ciertamente la primera y por cuyo intermedio fue creado el resto, pero creatura en fin. La conciencia cristiana reacciona en el concilio de Nicea (año 325), declarando al hijo consubstancial (homoúsios) con el Padre, o si no la salvación no tiene sentido, ya que el único que nos puede salver de forma verdadera es Dios, porque si no fuera así la naturaleza humana no podría ser asumida para ser salvada. La declaración de la divinidad del Espíritu no se hará esperar (concilio Constantinopolitano I del 381), porque es quien nos diviniza.


El Credo, en lo referente al Padre y al Hijo, quedará así:



Creemos en un solo Dios,


Padre todopoderoso,


creador del cielo y de la tierra,


de todo lo visible e invisible;


y en un solo Señor Jesucristo,


el hijo unigénito de Dios,


nacido del Padre antes de todos los siglos,


luz de luz,


Dios verdadero de Dios verdadero;


engendrado, no creado,


consubstancial con el Padre,


por quien todo fue hecho;


que por nosotros los hombres y por nuestra salvación


bajó del cielo y se encarnó por obra del Espíritu Santo y de María la Virgen


y se hizo hombre;


por nosotros fue crucificado en tiempo de Poncio Pilato


y padeció y fue sepultado


y resucitó al tercer día según las Escrituras


y subió al cielo;


y está sentado a la derecha del Padre;


y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos;


y su reino no tendrá fin.



Así tenemos en Dios tres personas, pero una sola naturaleza (esencia o substancia).


Las personas en Dios dicen relación entre sí: el Padre al Hijo, el Hijo al Padre, el Espíritu a los que lo espiran (como un solo principio de espiración) y viceversa. Por eso, Santo Tomás definirá la persona en Dios como la relación en cuanto subsistente. Y el concilio de Florencia dirá que en Dios todo es uno, salvo que haya oposición de relación. Esta oposición de relaciones distingue realmente a las personas.



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Comentarios

  1. Cristián, ¿de verdad sostienes ésto? me lo topé en un blog que me comentó....yo creo en la asistencia del Espíritu Santo a su Iglesia y si Garibaldi llegó, fue por algo, pero no hubieran errado ni retrocedido. Eso creo yo y si la Iglesia ha sobrevivido con Siglos de Hierro y todo....y ningún disparate teológico como siempre. Si sólo confiáramos en los hombres
    Saludos cordiales

    Algo que se me olvidaba, a Dios gracias sé que él existe, porque como mencionas el concilio Vaticano I, de 1870, pudo haber sido uno de los más grandes retrocesos en la historia de la Iglesia, sólo se cerraron los temas de la revelación de Dios en la Historia, y la infalibilidad papal. Pero, se hubieran imaginado que se trataron temas de condena a ciertos pensamientos filosóficos y a algunos sistemas científicos. Dios Existe, porque justo entró Garibaldi y expulsó de Roma a todos los Padres participantes del Concilio, hasta 1959, cuando se cierra y se comienza el Concilio Vaticano II. Si no hubiera sido así, ¿con qué disparate teológico nos hubiéramos encontrado?
    18/4/06

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  2. Menos mal que me lo aclaras, pues si de los criterios humanos nos agarráramos ¡estaríamos fritos! Los Garibaldis,los Lech Walesa y los san Pío Quintos han sido instrumentos puestos por Dios para cambiar la Historia de su época.
    Lo que no podemos hacer es ir adecuando el mensaje de Cristo al vaivén de las modas de los tiempos como se pretende a veces. Se profundiza el dogma, se ve con nuevas luces pero reinterpretar....¡es traicionar a Cristo!

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  3. Gonzalo ni idea tenía de que había salido ese libro, yo me guío por Sesböué, y por Walter Kasper para hacer las referencias, además de los apuntes de clases de los padres Sergio Zañartu y Jorge Costadoat, el enlace a la página de éste último aparece en los blogs como Cristo en Construcción

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  4. Anónimo4:47 p.m.

    alguien tiene conocimiento en que edificio se desarrollo el concilio de nicea en el siglo iv?

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