Historia del Dogma Cristológico: Nestorianismo y el Concilio de Éfeso (431)
Una vez que el Concilio de Constantinopla dejara establecida las dos naturalezas de Cristo (Divina y Humana), surgieron nuevas dudas acerca de cómo es posible que estuvieran éstas en unión, especialmente por la devoción que en este tiempo se estaba generando hacia la virgen María ¿por qué se preguntarán? es por la siguiente oración.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desprecies la oración de tus hijos necesitados, antes bien líbranos de todo peligro, oh siempre Virgen Gloriosa y Bendita. Amén
Esta oración hace el siguiente reconocimiento: María como Madre de Dios. Para el Patriarca de Constantinopla, Nestorio, en vez de hablar de Madre de Dios (theotokos), era mejor habla de Madre de Cristo (Christotokos). Porque si Cristo tiene dos naturalezas, también debe tener dos persona, una humana y otra divina; y el único nexo que existiría sería un nexo moral. ¿Qué sentido tendría esto? Que en las acciones normales de la vida estaría actuando simplemente el hombre Jesús, pero que en las acciones portentosas de Dios (milagros, discursos, parábolas) quien estaba actuando era Dios Hijo. Jesús, por lo tanto pasa a ser simplemente el recipiente que contiene a Dios Hijo. Estarían separadas las características humanas (nacer, padecer, morir) de las propiedades o características divinas (omnipotencias, omniciencia, creación).
Varios padres de la Iglesia se opusieron, y fue en el Concilio de Éfeso (431) en donde se condena el pensamiento de Nestorio:
«...habiendo unido consigo el Verbo, según hipóstasis o persona, la carne animada de alma racional, se hizo hombre de modo inefable e incomprensible y fue llamado hijo del hombre, no por sola voluntad o complacencia, pero tampoco por la asunción de la persona sola, y que las naturalezas que se juntan en verdadera unidad son distintas, pero que de ambas resulta un solo Cristo e Hijo; no como si la diferencia de las naturalezas se destruyera por la unión, sino porque la divinidad y la humanidad constituyen más bien para nosotros un solo Señor y Cristo e Hijo por la concurrencia inefable y misteriosa en la unidad... Porque no nació primeramente un hombre vulgar, de la santa Virgen, y luego descendió sobre ÉL el Verbo; sino que, unido desde el seno materno, se dice que se somatizó a nacimiento carnal... De esta manera [los Santos Padres] no tuvieron inconveniente en llamar madre de Dios a la santa Virgen»
La principal consecuencia de esta declaración, es reconocer a María como Madre de Dios, pero también otra consecuencas es lo que en cristología se conoce como "comunicación de idiomas", lo que significa que todo lo que se predica de una persona de la Trinidad (el Hijo) puede ser atribuído a Jesús, y lo predicado del hombre Jesús, puede ser atribuído a uno de la Trinidad (el Hijo). Pero no así se puede predicar acerca de las Naturalezas, por ejemplo: Uno de la Trinidad muere en la cruz es una afirmación correcta, pero no la siguiente: Dios muere en la Cruz.
La unión que existe en Jesús de la naturaleza humana y de la naturaleza divina no es de carácter moral, sino que real, ésta se da porque la hipóstasis de la persona de Jesús y de la persona del Hijo es una, el mismo Verbo de Dios.
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Enhorabuena Cristián; tu Teología -que para mí no son mas que palabras lindamente concatenadas- es para tí manantial de fé y paz.
ResponderBorrarSaludos
Me da gusto tu artículo. Estoy en 4to Año del Bachillerato de Teología en la UCA de Buenos Aires. Algunos conceptos me vinieron bien para Mariología; tengo parcial el lunes. Dios te bendiga y gracias. Carmen Sánchez Illescas
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