¿Por qué tanto énfasis este año en el Código Da Vinci y el Evangelio de Judas?

Tiempo de vacaciones, pero no he dejado de reflexionar sobre nuestra fe, y especialmente en los "hitos" mediáticos relacionados con la religión, específicamente con la figura de Jesucristo.


Qué relación se establece entre un fenómeno cinematográfico, y un documental "serio". Después de todo, ambos se presentaban como hechos científicos que "cambiarían" los cimientos de la fe cristiana (apuntando más hacia la fe católica). ¿Cuál es ese cimiento? La divinidad de Jesucristo.


El Código Da VinciSi empezamos viendo el argumento de "El Código Da Vinci", la principal meta era desenmascarar a aquellos que durante años han ocultado una verdad que era común a todos antes de Constantino: Jesucristo era un hombre más, y no el Hijo de Dios. El Evangelio de Judas, en cambio buscaba desenmascarar a aquellos que ocultaron las verdaderas enseñanza de Jesús, como un maestro gnóstico más, y en que Judas era su más aventajado discípulo. Desenmascarando ambas ideas nos quedamos con lo siguiente: La Iglesia, durante esto siglos ha llevado a un hombre a una dimensión que no era la suya, no es Dios, sino que un hombre aventajado en la espiritualidad, tal como lo ha sido Buda, Mohamed, o cualquier otro "iluminado". Lo que es del mundo al mundo y lo que es de Dios a Dios.


Pues, en la fe cristiana, el hombre también está en la dimensión de la divinidad, es "capaz de Dios", desde el misterio de la encarnación, el ser humano entró en la dimensión divina, con su vida mostró el lado más humano de Dios, y en su muerte dolorosa manifestó la locura del amor salvador, para mostrarnos el destino final del ser humano junto a Dios, somos hijos (adoptivos) en el Hijo. Jesús inaugura el cielo, y nos lo enseña en el reino de su Padre. Todo lo plenamente humano se diviniza con Jesucristo, y todo lo plenamente divino se humaniza en Jesús.


EconomíaLa afirmación de "El Código Da Vinci" y del Evangelio de Judas, nos hurtan la dimensión divina del hombre, dejándolo en un simple ámbito inmanente, sin mirar más allá (su trascendencia). Si caemos, en una afirmación religiosa inmanente, Jesús visto como un profeta más, daría pie para que el ser humano dejara de verse como un ser digno, por tu trascendencia, y como consecuencia sería visto como material para experimentar con él, clonarlo, determinar su estilo y estado de vida, e incluso darle fin. Es más, podría dejarse de ocupar el nombre de cada uno, y que nos otorga la dignidad de ser únicos e irrpetibles, para poder utilizar un simple número. Un número en el que están interesados las empresas y las multinacionales, como objeto de consumo y de endeudamiento. Un número que es valorado en la votación para los partidos políticos, o para una encuesta.


Por ello es que hay que tener cierto cuidado con las afirmaciones que nosotros vamos viendo a lo largo de los anuncios mediáticos y de la cultura de la muerte que se ha ido extendiendo en este tiempo, habrá que saber discernir nuevamente el valor de lo humano, por sobre el valor de la eficiencia y de la eficacia económica, que se ha introyectado en el pensamiento occidental moderno.


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