El Día del Migrante

Hoy domingo, se celebra la misa por los migrantes, hombres y mujeres que han salido de su tierra, en busca de nuevas expectativas, por necesidades, por el exilio, y por muchos otros motivos.

En un mundo cada vez más globalizado, y que se hace tan pequeño a pesar de lo inmenso que lo vemos, seguimos definiendo nuestros límites, y las restricciones de entrada a nuestras naciones. Los nacionalismos enfermizos nos hacen ver que nuestro forastero es alguien del cual debemos desconfiar, sin preguntar ni siquiera su nombre, y lo que primero se pide es el pasaporte y la visa que indica el motivo de su visita. Cuando vienen a trabajar vienen las resistencias de los compañeros. Pero a los productos y a las cosas no les ponemos restricciones y discriminaciones, pasan libremente por nuestras fronteras, y los productos de nuestras naciones salen (vía de comercio electrónico) de nuestros países. Esto no es de Dios, en que son más dignos y sin limitaciones de desplazarse por el mundo las cosas que las personas.

Es interesante saber que EL DIA DEL MIGRANTE fue instituido por el Papa Benedicto XV, en 1914. Cada Conferencia Episcopal elige el día apropiado para recordar a los Migrantes y a sus Familias, para crear conciencia del fenómeno migratorio; pues tiene sentido que, tanto la Sociedad como la Iglesia, se detengan a profundizar en esta realidad con el fin de acoger, de apoyar, para un mutuo intercambio.

Algunas Conferencias hacen una Colecta con el fin de colaborar y solidarizar ante las necesidades de los migrantes, también promueven actividades en su beneficio.

La mayoría de los países de América Latina eligieron el mes de Septiembre para celebrar este día, porque se asocia al Mes de la Biblia, puesto que el Pueblo de Israel fue peregrino y vivió la experiencia de ser extranjero. Así el Día del Migrante viene a resaltar la urgencia de considerar a las personas que emigran, quienes, desde la iluminación bíblica, son las más necesitadas: los pobres, las viudas y los extranjeros.

Profundizando en la razón de ser del DIA DEL MIGRANTE, podemos decir que, inscrito en un planteamiento de la Caridad Cristiana, este día encuentra su sentido en la llamada que Dios hace resonar en el corazón de cada persona, es en efecto la ocasión de llevar este día hacia una atención más especial para con todos los emigrantes. Teniendo en cuenta que “las migraciones forman parte integrante de la vida de la Iglesia, expresan la profunda universalidad, favorecen la comunión, influyen en el crecimiento. Las migraciones brindan a la Iglesia la ocasión de hacer la experiencia de las propias características”. (Instrucción Pontificia Erga Migrantes Caritas Christi, Nº 97).

Por ello en este día es bueno:
  • Detenernos a pensar un poco en el que es distinto y que vive entre nosotros. Que la Sociedad en que vivimos está conformada en distintos lugares y espacios, para no olvidar que la diversidad cultural, proveniente de estas distintas personas que conforman la Sociedad, es motivo de riqueza y nos da la oportunidad de aprender unos de otros. Es la ocasión de tomar conciencia de las distintas facetas que toma hoy el fenómeno de la migración, de las dificultades tanto de los países de acogida como de los de procedencia de quienes emigran, y también de las riquezas que conlleva la migración, tales como el intercambio de las culturas y el compartir material, intelectual y espiritual.
  • Detenernos a pensar en el extranjero con todo lo que implica su persona, sin importar el status que se tenga y que, por esta razón, este concepto de igualdad trae consigo el saber que cada persona aporta, que cada persona trae algo que entregar a la Sociedad, con sus propias características sociales y culturales; ésto, para superar el que nos vayamos acostumbrando a un estilo de vida en el que no las consideramos como tales.
  • Detenerse y recapacitar que el extranjero, con su ser distinto, tiene una gran riqueza para aportar. Observar humanamente y en la fe la vida de los emigrantes, aceptando buscar juntos los caminos de vida suscitados por ellos, por sus valores culturales, por su trabajo diario, por su testimonio de fe en nuestra Sociedad y en nuestras Comunidades Cristianas.
  • De igual modo, celebrar un día del migrante es para dar la oportunidad a aquellos que profesan un mismo Credo, de celebrar juntos la fe y orar unos por otros.
Jesús también fue extranjero en Egipto y vivió como uno más con su familia en un lugar que no fue suyo, pero que lo acogió.

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