Elegía a un Maestro Viator

Fueron ya cerca de 18 años, cuando recién salía de una pequeña ciudad a la gran capital; salía de mi cuna para una aventura que sigue hasta el día de hoy de la mano de Jesús.

Conocía tu nombre, pero no quién eras,
con el tiempo sabría que serías mi maestro en el Seminario.

Más que textos y erudición mostraste sabiduría y humildad.
Sabio en el trabajo constante,
ya que no simplemente decías que había que hacer algo,
tú estabas allí trabajando junto a nosotros, en silencio constante.

Sabio en la oración,
para hablar sobre Dios dedicabas muchas horas a hablar con él,
¡cuántas veces te quedabas dormido en la capilla
vigilado por el amor del Padre!
En un profundo "Adorado y Amado sea Jesús".

Sabio en tu trato con los jóvenes y los niños,
siempre siguiendo la máxima de la Congregación:
"Dejad que los niños vengan a mí".

Sabio en la vivencia de tus votos,
fuiste obediente en la misión que la Iglesia te encargó,
pobre porque dejaste todo por seguir a Jesucristo,
y casto, porque tu amor fue exclusivo para Jesús y sus predilectos.

Hoy me despido, esperando que, en la llegada al reino prometido, Jesús te diga: "Ven a mí, bendito de mi Padre".

Un abrazo y un adiós querido padre y maestro Luis Trigueros.

Comentarios

  1. Bello, hermosas palabras para una despedida que se transformará en un reencuentro cuando volvamos a ver a nuestros amados queridos que nos anteceden en el camino hacia el Padre.
    Un gran abrazo, Priscilla (@pvergaram)

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  2. Es verdad, que el amor hace que trascendamos más allá de nuestra historia.

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