Teología Negativa
Una de las cuestiones que más me ha llamado la atención, y que fue motivo de discusión años atrás en mi titulación en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, fue la afirmación que realicé, tomando una frase de Karl Rahner: "La Trinidad Económica es la Trinidad Inmanente". Frase, que hasta esa fecha no le había tomado el peso, ya que uno de los profesores que estaba en la comisión quería que admitiera también que es más de Dios lo que no se puede decir, que lo que verdaderamente se puede decir de él. Esta es la definición de Teología Negativa.
El tema es ¿por qué defender y hablar más de una teología negativa más que de una teología positiva, o como otros han propuesto, una analogía de la experiencia de Dios?
La Teología negativa, manifestada desde los orígenes de la reflexión cristiana, y que deja de lado la posibilidad cierta de conocer el Misterio de Dios, ya que es más fácil decir lo que Dios no es a partir de nuestra propia existencia, por ejemplo, si el hombre es mortal entonces Dios es inmortal; si el hombre tiene un conocimiento limitado Dios es omnisciente; si el hombre cambia Dios no lo hace (inmutable). Varios teólogos cristianos vieron en esta forma de pensamiento el modo más seguro de hablar acerca de Dios, y en cierto sentido tienen razón, ya que todas las palabras que podamos tener no van a definir en su totalidad la realidad misma. En este sentido Santo Tomás de Aquino dice que las palabras no contienen la realidad que se enuncia.
¿Qué garantía nos da esto para la fe? Hay dos caminos, el camino de la negación simplista, y el camino de la mística. La negación simplista lleva a las persona a no cuestionar la fe y el porqué de tales experiencias; si yo digo "Dios es inmortal" no me voy a cuestionar el tema de la inmortalidad, simplemente porque Dios no muere y yo, como ser mortal sí lo voy a hacer. La negatividad encierra desde este punto de vista un absoluto que no tiene razón de ser cuestionada, tal como un padre dice "no tires piedras", no cabe otra condición para poder lanzarlas. Es mucho más complicado el segundo camino, que es el camino de la mística, los hombres y mujeres que han vivido una experiencia beatífica y han visto "cara a cara" a Dios mismo, se dan cuenta que cada palabra dicha afirmativamente acerca del misterio de Dios es "paja que ha de ser quemada" (frase que dijo Santo Tomás después de una experiencia mística al cabo de finalizar de escribir su Summa Teológica), pues en esta experiencia todas nuestras palabras no contienen la profundidad de la realidad que se vive. De ahí que varios místicos han expresado que de Dios nada se puede decir. De aquí varios pueden tomarse para afirmar el agnosticismo moderno, pero no se han percatado que estas personas que afirman que de Dios no se puede decir nada es porque ya han tenido una vivencia de encuentro con el misterio de la divinidad.
Ahora bien, si las palabras no contienen en sí la realidad que se quiere mostrar, sí es posible manifestar la experiencia de Dios. Si nos fijamos en los relatos evangélicos Jesús no habla negativamente de su experiencia con su Padre; la forma en que relata su relación filial con el Dios de las promesas del Antiguo Testamento, es más bien con aquella paradójica cercanía que manifiesta a los hombres, y que mientras más cercano lo vivimos nos percatamos de la enorme distancia que existe entre el Creador y la criatura.
Jesús hace una propuesta positiva de la experiencia de su Padre, de forma sencilla usa las imágenes que tienen las personas de su tiempo y en el contexto en que ellos viven: Las Parábolas nos muestran la experiencia cercana de la presencia del Dios con nosotros; "El Reino de Dios se parece a..." el uso de la analogía es el puente que tiene el lenguaje para acercar dos realidades tan distantes pero que tiene el tenue lazo de la simpleza, porque Dios también es simple.
Los mismos místicos nos dan otro paso para poder reconocer en la sencillez de nuestro lenguaje la profundidad de la experiencia de Dios, para poder manifestar la grandeza del Creador ha sido necesario expresarla desde la poesía, en el lenguaje figurativo con imágenes de lo cotidiano nos podremos encontrar con esta experiencia que, a veces, suele ser tan incomunicable por la sencillez y profundidad que encierra o ¿acaso alguien me podría definir positivamente (en el sentido estricto de la palabra) qué es amar y el amor? Es sencillo y profundo a la vez.
La Teología negativa, manifestada desde los orígenes de la reflexión cristiana, y que deja de lado la posibilidad cierta de conocer el Misterio de Dios, ya que es más fácil decir lo que Dios no es a partir de nuestra propia existencia, por ejemplo, si el hombre es mortal entonces Dios es inmortal; si el hombre tiene un conocimiento limitado Dios es omnisciente; si el hombre cambia Dios no lo hace (inmutable). Varios teólogos cristianos vieron en esta forma de pensamiento el modo más seguro de hablar acerca de Dios, y en cierto sentido tienen razón, ya que todas las palabras que podamos tener no van a definir en su totalidad la realidad misma. En este sentido Santo Tomás de Aquino dice que las palabras no contienen la realidad que se enuncia.
¿Qué garantía nos da esto para la fe? Hay dos caminos, el camino de la negación simplista, y el camino de la mística. La negación simplista lleva a las persona a no cuestionar la fe y el porqué de tales experiencias; si yo digo "Dios es inmortal" no me voy a cuestionar el tema de la inmortalidad, simplemente porque Dios no muere y yo, como ser mortal sí lo voy a hacer. La negatividad encierra desde este punto de vista un absoluto que no tiene razón de ser cuestionada, tal como un padre dice "no tires piedras", no cabe otra condición para poder lanzarlas. Es mucho más complicado el segundo camino, que es el camino de la mística, los hombres y mujeres que han vivido una experiencia beatífica y han visto "cara a cara" a Dios mismo, se dan cuenta que cada palabra dicha afirmativamente acerca del misterio de Dios es "paja que ha de ser quemada" (frase que dijo Santo Tomás después de una experiencia mística al cabo de finalizar de escribir su Summa Teológica), pues en esta experiencia todas nuestras palabras no contienen la profundidad de la realidad que se vive. De ahí que varios místicos han expresado que de Dios nada se puede decir. De aquí varios pueden tomarse para afirmar el agnosticismo moderno, pero no se han percatado que estas personas que afirman que de Dios no se puede decir nada es porque ya han tenido una vivencia de encuentro con el misterio de la divinidad.
Ahora bien, si las palabras no contienen en sí la realidad que se quiere mostrar, sí es posible manifestar la experiencia de Dios. Si nos fijamos en los relatos evangélicos Jesús no habla negativamente de su experiencia con su Padre; la forma en que relata su relación filial con el Dios de las promesas del Antiguo Testamento, es más bien con aquella paradójica cercanía que manifiesta a los hombres, y que mientras más cercano lo vivimos nos percatamos de la enorme distancia que existe entre el Creador y la criatura.
Jesús hace una propuesta positiva de la experiencia de su Padre, de forma sencilla usa las imágenes que tienen las personas de su tiempo y en el contexto en que ellos viven: Las Parábolas nos muestran la experiencia cercana de la presencia del Dios con nosotros; "El Reino de Dios se parece a..." el uso de la analogía es el puente que tiene el lenguaje para acercar dos realidades tan distantes pero que tiene el tenue lazo de la simpleza, porque Dios también es simple.
Los mismos místicos nos dan otro paso para poder reconocer en la sencillez de nuestro lenguaje la profundidad de la experiencia de Dios, para poder manifestar la grandeza del Creador ha sido necesario expresarla desde la poesía, en el lenguaje figurativo con imágenes de lo cotidiano nos podremos encontrar con esta experiencia que, a veces, suele ser tan incomunicable por la sencillez y profundidad que encierra o ¿acaso alguien me podría definir positivamente (en el sentido estricto de la palabra) qué es amar y el amor? Es sencillo y profundo a la vez.
Estoy en remodelaciones, así que perdón si es que han visto tanto desastre.
ResponderBorrarme parece genial este artículo. Me gusta porque me inclino por ambas maneras de abordar a Dios, desde la mística y la teología negativa en lugar de aquella afirmación intransigente, fundamentalista. Me parece muy necesario que rescatemos la mística cristiana.
ResponderBorrarGracias
Anyul,
ResponderBorrarMuchas gracias por tus palabras, hace años atrás con un compañero de filosofía haciendo una prueba acerca de la frase de Martin Heidegger: "La palabra es la habitación del ser", nos quedamos en silencio después de tres horas de argumentación y concluimos al unísono: Hay que ser poeta para explicarlo.
Lo mismo pasa en la teología, y para que veas también en la física y la matemática, pero eso es harina de otro costal.
me ha gustado mucho la frase del buen heidegger, me parece que tiene relación con otra de John Macquarrie que dice que en el lenguaje teológico "el problema del significado tiene prioridad sobre el de la verdad".
ResponderBorrarMuy buen rediseño, ¿lo has hecho tú solo?
El gran drama del ser humano es que sobran palabras pero faltan significados. Hoy mismo veía a mi querida Monja Guerrillera lidiar con algunos que piensan tener el significado y significante en sus manos, pero no tienen sentido para darlo.
ResponderBorrarCon tanto que quería comentar y escribir se me había olvidado decir que el rediseño ha sido obra mía, y gracias a Gema por los datos para hacerlo.
Christian,
ResponderBorrargracias por tu articulo, la verdad es que estaba buscando sobre este tema y aun cuando leo bastante, me gusta la sencillez con que lo has abordado. Felicitaciones y que el Señor siga inspirandote
fabiola