¿De Qué Tolerancia Estamos Hablando?
Hace un par de días atrás estuve hablando con un colega que trabaja en otro colegio, que recién se está conformando en su equipo de trabajo, y estaban viendo qué elementos se está dispuesto a tener como signos identificatorios. El Director estaba viendo que todos estuvieran de acuerdo y que este compromiso fuese asumido por todos, para sorpresa de mi colega, le llamó la atención que todo lo que tuviese que ver con religión (oraciones, encuentros, niños y apoderados que participen según sus creencias, imágenes, celebraciones litúrgicas) era rechazado constantemente por un grupo de profesores, quienes -según lo que mi colega comentó- son los que más reclaman por la igualdad y la tolerancia.
¿De qué tolerancia estamos hablando? es la pregunta que formulé a mi amigo cuando terminó de decirme esto. Y el mismo me contestó: "Sabes es que la tolerancia se ve más como un derecho privando siendo que es un derecho compartido, y por tanto es a su vez una responsabilidad." Le encuentro toda la razón, en Chile, no sé si en otra partes de Sudamérica o del Mundo se está dando el siguiente fenómeno: se reconoce a las minorías y se les respeta, pero estas minorías al verse respetadas quieren ocupar los espacios que se les dan y no compartirlos. Se podría hacer la comparación con aquellos niños que nunca han tenido un juguete "último modelo" y se los dan, no lo comparten y luego de usarlo se aburren y lo botan, acordándose de él cuando lo pierden.
Tengo la sensación que hemos abusado del verbo tolerar, más si las tres primeras acepciones nos hablan de aguantar aunque nos moleste. Pienso que ya es hora de acabar con la tolerancia y empezar con el respeto.
El mismo concepto de tolerancia hoy en día nos dice que hay que respetar las distintas visiones del otro, pero con una carga contenida de silencio por no herir. Hay un refrán que se dice aquí: "Para no entrar en discusiones no hables de política, de fútbol ni de religión." Pienso que los mejores caminos para empezar a respetar son hablando de esos temas, porque hay que mirar a la cara, saber escuchar y atender, para finalmente dialogar.
La tolerancia misma, mal empleada -tal como se ha dado en nuestros días-, nos llevará a conflictos que han estado contenidos, puesto que si se hubiese hablado antes, mirado a la cara, en el fondo respetado a la persona que tiene sus ideas y no a las ideas que tiene esa persona, se llega a un acuerdo justo.
Jesús en el Nuevo Testamento no habla de tolerar, sino que de amor al prójimo, de perdonar setenta veces siete, de acoger, de dar todo lo que tienes, incluso la vida. Estos verbos no miran a los actos sino que a las personas mismas. Dios quiera, que cuando hablemos de tolerar no cerremos nuestros ojos, veamos a la cara, y pensemos que la persona con que estoy hablando ha también de respetarme. Si no lo hace, y lucha en contra de mis ideas, no puede haber un verdadero diálogo, y por tanto, tampoco se realizará un verdadero acuerdo.
Tengo la sensación que hemos abusado del verbo tolerar, más si las tres primeras acepciones nos hablan de aguantar aunque nos moleste. Pienso que ya es hora de acabar con la tolerancia y empezar con el respeto.
El mismo concepto de tolerancia hoy en día nos dice que hay que respetar las distintas visiones del otro, pero con una carga contenida de silencio por no herir. Hay un refrán que se dice aquí: "Para no entrar en discusiones no hables de política, de fútbol ni de religión." Pienso que los mejores caminos para empezar a respetar son hablando de esos temas, porque hay que mirar a la cara, saber escuchar y atender, para finalmente dialogar.
La tolerancia misma, mal empleada -tal como se ha dado en nuestros días-, nos llevará a conflictos que han estado contenidos, puesto que si se hubiese hablado antes, mirado a la cara, en el fondo respetado a la persona que tiene sus ideas y no a las ideas que tiene esa persona, se llega a un acuerdo justo.
Jesús en el Nuevo Testamento no habla de tolerar, sino que de amor al prójimo, de perdonar setenta veces siete, de acoger, de dar todo lo que tienes, incluso la vida. Estos verbos no miran a los actos sino que a las personas mismas. Dios quiera, que cuando hablemos de tolerar no cerremos nuestros ojos, veamos a la cara, y pensemos que la persona con que estoy hablando ha también de respetarme. Si no lo hace, y lucha en contra de mis ideas, no puede haber un verdadero diálogo, y por tanto, tampoco se realizará un verdadero acuerdo.
Tranquilo, o mejor, "al loro", como decimos en España. Si señor, también ocurre aquí, ahí y en todas partes. ESto de la tolerancia acaba siendo un engaño, y lo que es peor, en algunos casos da lugar a la dictadura de la minoría. Será que confundimos o confunden, des o interesadamente, tolerancia con relativismo, ya que estamos en ello. Parece ser que hay que tolerarlo todo hoy en día, de lo contrario, puedes ser tildado de intransigente, fundamentalista, o algo peor. Pero hay mucho trecho de la tolerancia al respeto, y, con todos mis respetos, quizás debamos ser tolerantes, pero no todo merece respeto. Saludos
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