Precariedad

Muchas veces, cuando le hablo a los jóvenes, les cuento que nuestra vida no es propiedad privada, sino que es un do, y que todo lo que tenemos es momentáneo, no nos pertenece y es un regalo, incluso la salud.

Este fin de semana tuve un pequeño accidente jugando a la baby fútbol, se me olvida que ya tengo 33 camino a los 34, y pensé que sería una lesión leve, pero hoy lunes todavía estoy en cama, ya que esa "leve" lesión es una pequeña rotura de ligamentos, descanso y licencia hasta su recuperación. Irónicamente, tuve que tomar una cucharada de mi propia sopa, recordarME que la vida es precaria y que es más leve que un pequeño suspiro de Dios en el infinito.

No soy necesario, es la conclusión que puedo sacar de esto, el país sigue adelante, las clases siguen adelanta, todo va en un orden vertiginoso... ¿qué ocurre en el interior?: mi persona está dañada, necesita de la salud. Lo pienso con lo ocurrido en el norte y esas nueve jóvenes que perecieron a causa de un accidente de tránsito, su vida no era necesaria. Pero sí son importantes, es la segunda conclusión, nuestra vida es importante, ya que esta vida es un paso para algo mejor, virtuoso, bello, Dios mismo. ¿Qué increíble que del hecho y lecho doloroso se saquen grandes lecciones? Cuando se pierde alguna capacidad se descubre lo valioso de la existencia, y lo más pequeño resulta ser lo más valioso.

Esta semana comienza también septiembre, se van los últimos estertores del invierno, y ya llega el tiempo en que la vida comienza nuevamente a poblar los desiertos invernales. Espero que también llene de vida los desiertos de los corazones. En Chile comienzan todos los preparativos para el mes de la familia y de la Biblia, espero que a la luz del Evangelio de Jesucristo nos encontremos y formemos verdaderas iglesias domésticas.

Comentarios

  1. Bonita plantilla nueva, Cristián. ¿De nuevo a las andadas? se te extrañaba dando vueltas por ahí.
    Un abrazo

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  2. Gracias, por tu comentario, mira lo que hace una pata mala, no me caí del caballo, pero me di cuenta que hay muchas cosas por las que hablar y, como San Pablo, poner por escrito.

    Saludos.

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