Jesús: Dios con Nosotros, Uno de Nosotros

Además de las clases de religión, y como misión dentro del colegio en que trabajo, realizo junto a mi colega de básica las Catequesis Familiares. Durante este año nos propusimos, junto con los temas que se dan, hacer cursos de formación teológica, con el objetivo de dar razón de nuestra esperanza. ¡Qué increíble ha resultado ver el cambio en las personas que asisten de la visión que se tiene de Jesús! No es raro ver que en América Latina se tiene un concepto muy "elevado y distante" de Jesús, aquella visión Alejandrina (una cristología descendente -El Hijo de Dios, el Verbo hecho carne), por sobre la visión Antioquena (una teología ascendente (Jesús de Nazaret, el Hijo de David resucitado por el Padre).

 

Es la visión que se ha dado en América Latina, y por la cuál la Teología de la Liberación ha luchado por buscar el encuentro de un Jesús más cercano y humano. De ahí que también haya tanta distancia, por un desmedido respeto a la figura de Jesús, como si nunca hubiese sido tan persona que tuvo que vivir las vicisitudes de su época, algunos cristianos se extrañan que tenía que pagar impuestos, realizar los deberes de un judío común, ¿acaso no bailaba en las fiestas a las cuales no asistía?, ¿no brindaba? De hecho una de las acusaciones que recibió fue de que era un comilón y un borracho (Lc 7, 34), Jesús mismo vivió la sencillez de su vida y conocía la sencillez a partir de su experiencia vital, incluso muchas de las parábolas que relata tienen relación con el trabajo de la gente sencilla de su época. ¿Se imaginan que para explicar el amor de Dios como la total kénosis de la experiencia económica de la Trinidad Inmanente? No sería muy llamativo, es más valioso el sentido humano, pero sin olvidar el valor que este hombre es tan sobresaliente, que sólo podía ser Dios.

 

Por esta sencillez de su lenguaje está la profundidad de su mensaje, Dios es simple, su mensaje es simple, pero junto a esa simpleza está el misterio, el amor mismo es sencillo pero encierra la gran profundidad de la pertenencia y de la identidad. Jesús es Dios con nosotros, y es uno de nosotros, si bien es cierto es Dios, es tan humano y perfectamente hombre y el más grande de todos, el primero entre nosotros, que nos lleva al encuentro de la creación con su creador.

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